jueves, 25 de agosto de 2011

La Puerta

En la vida de todo joven hay una inmensa necesidad de abrir puertas. Puertas hacia el futuro,la felicidad,la entrega,la ciencia... Más que una multitud de puertas, la vida es la gran puerta por abrir.
A esta puerta llegó un día un joven decidido e ilusionado.Lo atraía una fuerza invisible que bullía en su corazón.
-Bueno días, ¿qué desea?
-Buenos días. ¿Es ésta la puerta de la vida y de la felicidad?
-Si señor. Esta es la puerta que busca; pero todavía no puede entrar.
-¡No puedo entrar!...¿Qué significa esto?...No puedo entrar...
Nuestro joven queda pensativo desconcertado. Después empieza a mirar a sus alrededor curiosamente,como si buscara entrar burlando al guardián. Pero no encuentra solución ni artimaña. Nervioso lucha entre el deseo y la duda, la indecisión y el miedo. Por fin, se decide a llamar nuevamente.
-¿Ha vuelto a llamar usted?
-Si señor. Usted me ha dicho que ésta era la puerta de la vida y de la felicidad, pero que no podía entrar. ¿Qué debo hacer para entrar?
-Perdone joven, pero mi papel es solo este. Yo no puedo decirle nada más.
Un gesto de desilusión cruza el rostro del joven. En un último intento por solucionar su gran preocupación conversa con el guardián de una y mil cosas; estudia sus reacciones; observa y analiza cada uno de sus pasos. Y sin conseguir nada se aparta. Se tumba y se pone a pensar, a jugar, a cantar, a dormir...a soñar...
*Esta es mi puerta, la puerta de mi vida... ¿Qué tengo que hacer?...
Esperaré por ver si aparece alguien como yo...¡Como voy a marcharme si esta en mi puerta!*
Y pasan años de espera...
Cansado y envejecido, se siente desfallecer.
*Esta... es... mi... puerta... Quizás mi triste estado de compasión al guardián. Voy a llamar otra vez...*
-¡Ah, señor, otra vez llamando usted!
-Sí, por favor... Llevo mucho tiempo esperando en esta puerta, que usted me dijo que era la de mi vida,la de mi felicidad. Y ahora ya casi no me queda ni vida ni felicidad...
¿Cómo es posible que siendo ésta la puerta de la vida y la felicidad no haya venido nadie en tantos años como levo aquí fuera?
-¿No lo sabía usted, señor? ¡Cada hombre tiene su puerta, y ésta es sólo suya!
-¿De verdad? ¿Seguro que ésta es la mía?
-Sí, seguro. Esta es sólo la suya. Y ante la poca madurez de su vida vuelve a cerrarse.
-No... por favor... ¡Esto es una equivocación! ¿Por qué estoy inmaduro? ¿Qué tengo que hacer?...
Y el maestro narrador tras un breve silencio,concluyó: *El que guarda su vida, la pierde*.

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